lunes, 22 de noviembre de 2010

Días y días

Hay días y días, se suele decir. Pues sí, es tan cierto como lo son la gran mayoría de los refranes españoles en cierta medida. Pero entre mis favoritos, está ese que nunca olvidaré como aprendí: Uno es esclavo de lo que dice, dueño de lo que calla.

Por eso, con mucho esfuerzo en el camino, he aprendido en ocasiones a callar. Lo malo, es que mi silencio suena tan extraño, que a la gente le parece un llanto desesperado, la canción más dura y cruda que haya salido de mi garganta.

Porque hice de los gritos y las palabras la melodía que lleva el ritmo de mi vida, y el silencio lo reserve para aquellos momentos en los que el espectáculo necesita un nuevo dibujo, un solo perfecto. Quizás sea porque en silencio, me pasaron las cosas más importantes de mi vida, cuando en escasas ocasiones me quedo sin palabras. Y hagamos que esta noche la música suene.

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